Estela Díaz, ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, dio detalles a diario Hoy sobre el trabajo que lleva realizando esa cartera durante el ASPO y confirmó que existen complicaciones en el marco de la relación con las áreas de género de la ciudad de La Plata, donde a menudo “las víctimas no obtienen respuesta”.

En un reportaje exclusivo con diario Hoy, la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires, Estela Díaz, resaltó la falta de diálogo con la comuna platense. También destacó el trabajo del Ministerio durante la cuarentena y adelantó un proyecto vinculado a la partida presupuestaria orientada a género presentado por ella misma.

—¿Cómo viene siendo la metodología de trabajo del Ministerio durante el ­aislamiento?
—Desde el Ministerio, ni bien comenzó la cuarentena como única medida posible para prevenir los contagios ante la Covid-19, supimos que, en los casos de violencia familiar, es el propio hogar un punto de inseguridad para las mujeres. En ese sentido, tuvimos de entrada clarísimo un contexto de posibilidades de recrudecimiento de las situaciones de violencia, porque el aislamiento es incluso una estrategia de los agresores en contextos de normalidad. Aquí el aislamiento estaba dado por la pandemia, necesitábamos estar en casa, entonces nosotras hicimos una serie de medidas: fortalecer los diálogos, estar en el día a día, estar atendiendo cada caso, trabajar hasta que se sale de las situaciones de riesgo y, cuando ocurre lo peor, que es el femicidio, acompañar a los familiares. Hemos tenido problemas con la carátula del femicidio y por cómo fue la situación.

—Considerando este mal llamado “ranking” que encabeza La Plata, ante otros municipios, en cuanto a casos de violencia de género, ¿se toman decisiones en función de las particularidades de cada municipio, o las decisiones que se toman son generales para todos los distritos?
—Nosotros en general tenemos una política de alcance provincial, pero, a su vez, nuestra provincia es extensa, heterogénea, y hay mucha diversidad en los 135 municipios que la componen. Tenemos una mirada especial sobre aquellos lugares donde se produce una mayor cantidad de llamadas. La Plata, General Pueyrredón, Lomas de Zamora, La Matanza, son los distritos que en general aparecen rankeados. Una cosa es la distinción de los datos en términos absolutos, y otra cosa es cuando cruzás esos datos con densidad poblacional. Teniendo en cuenta esa variable, no son los distritos con mayor cantidad de casos en relación a la cantidad de habitantes, pero sí lo son en términos absolutos. Eso también hay que mirarlo, y a nosotras nos preocupa cómo se cruza con las áreas de género de esos municipios. Por eso, nosotras presentamos hace un mes, con el gobernador (Axel) Kicillof, el programa Comunidades Sin Violencia, que prevé una transferencia presupuestaria para la atención de la violencia de género, y definimos tres líneas de trabajo diferentes: una que tiene que ver con fortalecer equipos de atención, otra que tiene que ver con reacondicionamiento de hogares integrales o casas abiertas, y la tercera es el trabajo para fortalecer las salidas de la violencia que apuntan a la formación profesional y la salida laboral. Las realidades de los municipios son muy diversas, y necesitan diferentes cosas, según la escala y desa­rrollo del distrito. También hay que tener en cuenta la autonomía que posee cada municipio, y ahí entra en juego la capacidad de gestión de quienes están en las áreas de género de cada localidad. En definitiva, es el propio municipio el que toma las decisiones. Podemos hacer intervenciones más o menos claras, en los casos de los organismos que son provinciales y tienen asiento en el territorio, pero en el resto solo somos orientadores y acercamos herramientas.

—En línea con la autonomía municipal que
menciona, ¿cuál es la relación que tienen desde el Ministerio con Julio Garro y sus equipos?
—Nosotras articulamos con todas las gestiones, sean oficialistas o sean opositoras. Un ejemplo de ello es el Fondo Permanente Especial de Emergencia para las Situaciones de Violencia. Hoy tenemos convenios con 127 municipios de los 135 que componen la Provincia. Cuando llegamos en diciembre del año pasado, solo había 80 municipios, y una parte de esos no estaba ni funcionando. Y si mirabas el Conurbano, los distritos que no eran de Cambiemos ni siquiera contaban con fondos. No es nuestra política, ya que para nosotros las víctimas de violencia tienen que contar con asistencia, sea en el municipio que sea. Después tenemos diferencias y complicaciones. Nuestra área nos ha manifestado dificultades para trabajar con la gestión municipal de La Plata, y muchas veces las víctimas tienen que circular por un sinfín de organismos y no encuentran la respuesta oportuna en el momento que se debe. La verdad es que eso a nosotras nos preocupa, y tenemos que estar atentas para ver cómo dialogamos. Sí hacemos seguimiento para que estas personas encuentren respuestas, pero a menudo no ocurre. Siempre estamos mirando qué políticas no llegaron.

—¿Qué medidas puntuales se tomaron para ­evitar esto?
—No tenemos medidas puntuales, sino más trabajo, porque nuestro equipo provincial tiene que estar encima de la resolución de la situación. Trabajamos con los mismos equipos que tengan buenas articulaciones en lo local. La Plata es una ciudad que tiene mesa local de violencia hace varios años. Sin embargo, funciona muy irregularmente, no articula de manera clara nuestra respuesta, y demanda a nuestros equipos una intervención de mucho más tiempo, porque es la Provincia la que tiene que estar hablando con el juzgado que interviene, con atención de salud, con el área de seguridad.

La intersectorialidad es fundamental. En violencia de género nadie puede actuar ni responder solo. Hace falta una asistencia, depende si es emergencia, si es una situación de violencia de larga data, hacer apoyo psicológico. Hay un conjunto de herramientas que deben articularse. Cuando esa articulación es débil, pasa lo que escuchamos de diferentes mujeres, que manifiestan: “Me acerqué a cinco organismos distintos y las respuestas fueron deficientes”. Estamos en un contexto muy complicado. Empezamos a construir un Ministerio, con políticas; estábamos en plena construcción y llegó la pandemia. Estamos trabajando para pensar pospandemia en la intervención en el conjunto de la política: hay que prevenir, asistir y hacer políticas de sanciones. En ese camino estamos yendo, incluso en el contexto de pandemia













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