45 años atrás un golpe cívico militar quiso destruir nuestros ideales de justicia social, de distribución y de inclusión. Asesinaron, desaparecieron y exiliaron a nuestros compañeros y compañeras. Robaron, empobrecieron a la clase trabajadora. Arruinaron la capacidad productiva de nuestra economía y trastocaron un modelo de acumulación a favor de la especulación financiera y el endeudamiento.
Con violencias no vencieron ni persuadieron. La lucha del movimiento de los Derechos Humanos se transformó en una política de Estado, en una ética común de nuestra democracia con la que la Argentina logró reconocimiento internacional y recuperó su dignidad moral ante el mundo. Memoria, Verdad y Justicia es patrimonio de un pueblo entero. Por eso, después de 4 años en que algunos miraron para otro lado, el Estado volvió a querellar activamente en causas de lesa humanidad.
Memoria no es sólo hacer justicia al pasado. También es mirar al futuro: para que Nunca Más haya terrorismo de Estado en nuestro país. Para mantener vivo el sueño de una Argentina socialmente justa.
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